29 de febrero de 2012

31 cosas que me gustan.

Me gusta ver sonreír a la gente.
Me gusta que mis amigas estén siempre a mi lado.
Me gusta perderme en las páginas de un buen libro.
Me gusta escuchar música en mis ratos libres.
Me gusta ver que las personas se preocupan por mi.
Me gusta ver una peli por las noches.
Me gusta ilusionarme y ponerme a dar saltitos cuando escucho una canción del grupo que me gusta.
Me gusta que me canten al oído.
Me gusta que se rían conmigo.
Me gusta comer y no engordar (lamentablemente no puedo).
Me gusta sacarme fotos para recordar momentos felices.
Me gusta pasar tiempo con mi familia.
Me gusta cantar en la ducha.
Me gusta sentarme en un banco y ver pasar a la gente.
Me gusta estar con mis amigas.
Me gusta cuando me miran y me sonríen.
Me gusta bailar como una loca por las tardes.
Me gusta quedarme 10,15,20... minutos después de que toque el despertador.
Me gusta aprender cosas nuevas.
Me gusta que las personas sean sinceras.
Me gusta oír caer la lluvia contra mi ventana.
Me gusta decir cumplidos.
Me gusta dar mucho y recibir poco, aunque si recibo mucho no me quejo. ;)
Me gusta pensar que soy especial, diferente.
Me gusta ver la tele cuando estoy aburrida.
Me gusta hacer el tonto.
Me gusta reírme a carcajadas.
Me gusta que me mimen, soy muy cariñosa.
Me gusta cuando me pongo roja  y me llaman ''Tomatito''.
Me gusta escuchar a los demás.
Me gusta soñar con cosas imposibles.

26 de febrero de 2012

El bosque de los corazones dormidos

Hace muchos años, hubo una joven princesa llamada Odelia. Sus padres, que deseaban que algún día se convirtiera  en una reina justa, la habían educado con dureza y disciplina. Juegos, risas, besos y caricias eran considerados distracciones que podían desviarla de su noble destino.
Un fatal día, los reyes fallecieron y Odelia tomó posesión de reino. Asumió sus obligaciones con entereza sin derramar ni una lágrima, pues no había tiempo que perder. Siguiendo el ejemplo de sus padres, trabajó duro para que aquellas tierras fueran prósperas y sus súbditos cumplieran a rajatabla leyes y normas. La joven reina suponía que eran felices.
Ella amaba la soledad. Y lo hacía hasta tal punto que, a veces, recelaba de su propia sombra. Cada anochecer, cumplidos todos sus deberes, se retiraba allá donde el silencio se hacía audible.
Movida por un extraño deseo, un día montó en su caballo y se alejó del reino. Después de horas cabalgando por polvorientos caminos, llegó a un bello y frondoso bosque. De pronto olvidó todas sus obligaciones y sucumbió ante la tentación de descansar en aquel hermoso lugar.
Estaba sentada sobre una piedra blanca cuando de repente descubrió en ella un corazón esculpido con una inscripción dentro: << María Abad vivió cinco años, cinco meses, una semana y tres días>>. Se sobrecogió al darse cuenta de que esa piedra era una lápida.

Odelia era una mujer dura, pero sintió tristeza al pensar que una niña tan pequeña estaba enterrada en aquel lugar.

Miró a su alrededor y vio otras piedras similares. Todas ellas tenían esculpido un corazón con un texto grabado en su interior.
<<Alfonso Ruiz vivió seis años, nueve meses y dos semanas>>, leyó en otra de ellas.
Odelia se sintió conmocionada.
Aquel hermoso lugar no era más que un cementerio de niños. Todas las lápidas mostraban el nombre y la edad de algún difunto. Le impactó comprobar que el que más tiempo había vivido apenas sobrepasaba los diez años.
Embargada por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar por aquellos pobres niños cuyas vidas habían sido tan breves.
El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí en aquel momento, la escuchó llorar y se acercó a ella. La observó en silencio un rato antes de preguntarle:
- ¿Lloras por algún familiar?
-No,no- respondió secándose las lágrimas-. Lloro por estos niños muertos. ¿Qué le pasa a este reino? ¿Qué terrible maldición pesa sobre él que os obliga a construir un cementerio solo para niños?
El anciano sonrió y dijo:
- No es una maldición. Se trata de una vieja costumbre.
- ¿Tenéis acaso por costumbre matar a los niños?- dijo incorporándose y desenvainando la espada.
-¡Claro que no! Guarde la espada y se lo explicaré.
Odelia obedeció.
-En este reino, cuando un joven cumple diecisiete años nuestro rey le regala una libreta como esta que tengo aquí - dijo sacando un cuadernito de su bolsillo.
Ella lo tomó con curiosidad y abrió sus páginas.
-Anotamos en ella cada instante en el que amamos de verdad. Solo cuentan los momentos en los que un amor puro invade nuestro corazón dormido. -El anciano hizo una pausa antes de continuar-. Cada vez que uno disfruta intensamente de un momento así, abre la libreta y lo anota. A la izquierda, describe la situación: un primer beso, una declaración apasionada, el nacimiento de un hijo... Y a la derecha, cuánto duró esa sensación de amor intenso, esa experiencia en la que el corazón parecía a punto de salírsele del pecho. Cuando alguien se muere abrimos su libreta, sumamos lo que ha amado y lo inscribimos sobre su tumba. En el bosque de los corazones dormidos solo cuenta ese tiempo, porque para nosotros es el único vivido.


Este cuento no me lo he inventado, lo he leído en un libro. Me gustó y quise compartirlo. La idea de sumar todo lo que hemos amado y ponerlo en nuestra tumba me parece preciosa, mucho mejor que poner nuestra fecha de nacimiento y fallecimiento.

18 de febrero de 2012

No te des por vencida.

Es difícil decir adiós. Y más difícil es decírselo a alguien que no quieres que se vaya de tu vida. Que quieres que siempre siga ahí.Que esa persona te deje sola, incompleta, triste, apagada... Que te pases días y días llorando, sin salir de casa y, después de unos meses, te arrepientas de haberlo hecho, de llorar por él. No es verdad. Siempre queda algo. Sin darnos cuenta, siempre miramos el lugar donde solía estar, por si ha vuelto; o que cuando conoces a alguien, sin querer, lo comparas con esa persona. Pero eso duele, porque sabes que no va a volver. Que nada va a volver a ser como antes, pero aún así, tienes una mínima esperanza, un último pétalo de la flor, pero ese pétalo se va a caer porque no lo hemos regado. Esta seco.
Y es en ese momento, cuando decides ir y buscar otra flor, más bonita que la anterior. Pero buscar algo más bonito suele ser difícil, pero  no nos podemos dar por vencidos. Tenemos que seguir buscando nuestra flor, una que aguante aunque un día te olvides de regarla y que siempre este preciosa, como el primer día en que la viste. Yo estoy buscando mi flor, porque por ahora, no la he encontrado. Pero sé que la encontraré. No hay que perder la esperanza sin haber empezado, sin recorrer un largo camino en el que seguro habrán piedras que tendré que apartar. Pero seguiré adelante, sin detenerme. Con una sonrisa en la cara y sin derrumbarme jamás.

17 de febrero de 2012

Un día por la calle...

Por la calle te puedes encontrar a todo tipo de gente: alegres, tristes, entusiasmados, apagados, amables, ariscos, soñadores, realistas...Por la forma de andar o por la forma de mirar puedes deducir cómo es una persona. Me gusta jugar a mirar a cada una e imaginarme su vida...
Me encantan las personas que te dicen 'hola' y te sonríen sin conocerte de nada. En cambio, hay personas que conoces pero que no te saludan, ni siquiera te miran. Esas personas parecen estar enfadadas con la vida, son ariscas, secas, aburridas... 
Me gustan las personas que se ponen a cantar con una guitarra en la calle, para que los demás admiren su talento, pero, lamentablemente, pocos lo valoran. Y no solo cantantes, también hay muchos pintores que hacen unos cuadros preciosos y sólo ganan una miseria. Yo admiro a cada una de estas personas que tienen un gran talento, que trabajan con amor y que siempre están alegres, pase lo que pase.
Yo soy de ese tipo de personas que cuando van por la calle y  se acuerdan de algo bonito, sonríen. Es bonito recordar buenos momentos y así no mirar hacia los malos. Ser feliz por unos instantes y olvidarte de todo.
Hoy en día, las sonrisas parece que son caras, porque nadie te regala una. Pero,¿qué se le va a hacer? Yo de momento seguiré con mi sonrisa, dispuesta a dársela a quien quiera, a quien la necesite. 

16 de febrero de 2012

La vida...

La vida me ha enseñado a no confiar en la gente, a no cojerles mucho aprecio, a andar distante. Cada día que pasa, más cierto lo veo, las personas no son como creemos que son. Siempre hay alguien que te hace daño, pero lo bueno es que tambien hay gente que no lo hace.
Hay personas que te hacen daño pero que les das una segunda oportunidad, ya sea porque los extrañas o porque simplemente, los quieres en tu vida. Siempre he pensado que de buena soy tonta, que dejo que la gente se ria de mi y que se aproveche. Pero suelo pasar de ello, y repito suelo, porque a veces me hunde. No soy una persona que llora mucho, más bien prefiero ver las partes buenas de la vida. El problema es que normalmente solo miramos las malas y no nos damos cuenta de la suerte que tenemos, que otros lo estás pasando peor. Por eso hoy quiero cambiar, dejar de preocuparme tanto en las personas que me hacen daño y fijarme solo en las que valen la pena. De ser feliz y vivir mi vida alegremente, siempre con una sonrisa. Y se lo aconsejo a todos, porque una vida sin sonrisas es una vida apagada.

15 de febrero de 2012

Sonrisas!

Es increíble como alguien te puede alegrar el día y sacarte una sonrisa. Olvidarlo todo por unas horas y, simplemente, pasarlo bien. Olvidarme de ti y ver que hay personas que valen la pena, que no todo está perdido. Pensar que hay personas en alguna parte del mundo que te aman, que te valoran y te quieren tal y como eres.
A lo mejor esas personitas no están tan lejos como creemos. Pueden ser personas que siempre han estado ahí, capaces de hacerte reír hasta en los peores momentos, que siempre te apoyan y te comprenden, que se divierten con tus locuras... Esas personas yo las he encontrado y sinceramente, no me importan los demás. He aprendido a ser feliz con lo que tengo y no me quejo. Muchos tienen mas y son infelices. Hay que aprender a valorar las pequeñas cosas, los pequeños detalles que hacen única a cada persona, detalles que no se pueden explicar...
Hoy quiero darles las gracias a esas 4 personitas.


Raybeis os quiero!! <3

14 de febrero de 2012

Todo sigue igual: ni una palabra,ni una mirada, ni una sonrisa... 
A veces desearía volver a ser una niña pequeña, sin preocupaciones y que todo el mundo me quiera y diga que soy mona. Todo va demasiado rápido, aunque por un lado me gusta, pero por otro, me siento cada vez peor. No tengo a nadie que me anime, que me haga sonreír y que olvide todo lo malo. No sé dónde estoy, no sé quien soy. Quiero encontrarme pero no quiero hacerlo sola, necesito a alguien que me acompañe, pero tú sigues igual, como si yo no existiera. A lo mejor es eso, que no soy nadie, que no existo.Mirar a los demás y ver que se divierten, que no tienen problemas. Mirarlos y ver que todo da igual, que todo va bien.
Me gustaría volver atrás, no haberte conocido y que no me enamorara completamente de ti, y, así, ser como los demás, vivir sin preocupaciones. Pero la vida no es así, no es como un ordenador que puedes borrar y escribir lo que quieres, un mundo de princesas por ejemplo, en el que haya un príncipe azul que me saque del castillo y que vivamos una historia perfecta. Vivir en un mundo donde pueda hacer lo que quiera, sin preocuparme por el qué dirán, sin pensar qué pensarás tu de mí. En un mundo en el que no te miren mal por ser inteligente, un mundo en el que no se rían de ti porque eres fea, un mundo en el que no se metan contigo porque eres gorda... un mundo que no existe, o por lo menos, yo no vivo en él.
Alguien tendría que cambiar el mundo, pero yo no voy a ser la que lo cambie. Porque el mundo es grande, con muchos países y con muchas personas. Y quizás cambie a dos o a tres, pero no a millones de personas.
Pero nada, seguiremos así, sin cambios. Sencillo, nada nuevo, ni una mirada,ni una sonrisa, ni una palabra...